Por: Raúl Sotelo L.
En el editorial del Diario Uno se lee lo siguiente: «En 1983 el grupo cultural Yuyachkani estrenó una creación colectiva, de ese nombre, inspirada en «Los Saltimbanquis, que contaba la historia de cuatro animales músicos: un burro de la sierra, un perro de la costa, una gallina de Chincha (la que cacareaba), y una gata de la Selva. Una banda con muchas dificultades para entenderse entre ellos. Ahora, bajo el auspicio de Keiko Fujimori la obra acaba de ser remedada por un grupo de abogados, dispuestos a cantar el bolero «Anulación de actas» aunque desafinando entre sí.
¿Quiénes son estos nuevos músicos ambulantes? En el editorial se lee el nombre de varios letrados, y entre ellos aparece el abogado Mario Amoretti, el mismo que junto con su colega Víctor García Toma, aparecieron en Frecuencia Latina, y sin ningún rubor defendieron la revisión de las mesas cuya anulación está pidiendo a gritos la Fujimori.
Me preocupa que mi paisano Amoretti, ambos cholos chinchanos, esté mezclado en ese conglomerado de la clase media alta de la burguesía limeña y desprecie lo nativo.
Seguro estoy que esa gallina chinchana no piense así, y al igual que la gran mayoría seguirá cacareando para que un auténtico peruano se coloque la banda presidencial.