¡Feliz año nuevo!, es el tradicional saludo que se intercambiarán dentro de pocos días. Pero, que tiene de feliz y nuevo el año 2023 si de hecho ya está contaminado. Recibirá del 2022 una herencia sangrienta y corrupta, con una atmosfera cargada de gases lacrimógenos, y gritos de agonía por el impacto de balas asesinas.
Si se va a quemar fantoches en las calles despidiendo el año que fenece, pues quien mejor que sean los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, que se caracterizaron por ser inútiles y corruptos. Un solo ejemplo: varios generales obtuvieron ese grado repleto de gollerías y privilegios, pagando por debajo de la mesa la suma de veinte mil soles. Claro está, ninguno de ellos pisara una cárcel.
¡Feliz año nuevo! sí, pero a todos los compatriotas que día a día acuden a sus trabajos dignos y honrados para conseguir un dinero limpio y sin mancha. Los despreciados políticos peruanos embrutecidos por el poder ilegalmente conseguido, tendrán la mesa servida y los bolsillos repletos, pero dudo que duerman y vivan en paz con su sucia conciencia.