Por: Raúl Sotelo L.
Cuando el primer ministro Walter Martos, general de división EP (r), apareció en pantalla para dar su mensaje rodeado de militares; dio la sensación que se había producido un golpe militar.
El presidente Martín Vizcarra brilló por su ausencia. En estos días tormentosos (revelación de audios), surgió la posibilidad de la vacancia presidencial, y entonces el ruido de las botas empezaron a tronar.
El primer mandatario, y el presidente del Congreso, Manuel Merino de Lama, comprendieron que su verborrea no era suficiente. Querían a un Hércules a su lado. Cada quien con la mira puesta en uniformados de alta graduación; uno para evitar ser desalojado del palacio de gobierno, y el otro, sediento de poder al más alto nivel intentando jugar a la ronda con militares para que le den una manito en su aventura arribista.
El fallo final que de por terminado esta tortuosa situación por la que atravesamos, se dará más que todo por el paso fuerte y redoblado de los militares que sopesando la crítica situación del país, presentaran armas en defensa de los altos intereses de la Patria.
Vizcarra y Merino en estos momentos se bambolean en la cuerda floja. Uno de ellos caerá al piso.