El Ministerio de Cultura del Perú ha declarado como bien inmaterial integrante del Patrimonio Cultural de la Nación a los conocimientos, técnicas y valores tradicionales en la producción del pisco, abarcando las regiones de Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y los valles de Locumba, Sama y Caplina en Tacna. Esta distinción reconoce el profundo saber productivo, transmitido de generación en generación, que define a la bebida emblemática del país.
La producción del pisco se basa en sistemas tradicionales que incluyen el cultivo, selección y tratamiento de las uvas pisqueras, además de procesos clave como la vendimia, pisa, fermentación, destilación y reposo. Este proceso artesanal mantiene una relación íntima con cada localidad productora, fusionando la tradición con la historia ancestral para fortalecer la identidad cultural del Perú.
Pisco peruano: un proceso de elaboración con denominación de origen
El pisco peruano es un aguardiente obtenido exclusivamente por la destilación de mostos frescos de uvas pisqueras fermentadas, sin aditivos ni elementos ajenos a la uva. Su producción está reglamentada bajo la Denominación de Origen, que limita su elaboración a la costa de los departamentos mencionados.
Históricamente, el término «pisco» proviene del quechua pisku o pisco, utilizado en el siglo XVI para referirse a aves endémicas de la costa central. Posteriormente, la denominación se asoció con la localidad de Pisco en Ica, desde donde se exportaba el aguardiente a diversos mercados.
Reconocimiento internacional del pisco y su legado histórico
El reconocimiento del pisco como patrimonio inmaterial se refuerza con el respaldo del Programa Memoria del Mundo de la UNESCO, que en noviembre de 2024 incluyó en su registro documentos históricos del Archivo General de la Nación. Estos manuscritos, datados entre los siglos XVI y XVII, evidencian la producción y comercialización del pisco desde sus inicios.
Entre los documentos más relevantes destaca un escrito del 8 de noviembre de 1587, donde ya se mencionan términos como «aguardiente» y «caldera», lo que confirma la existencia de la destilación en el valle de Ica en esa época. Otros registros documentales clave incluyen escrituras de propiedad de viñedos y acuerdos comerciales entre productores de vino y aguardiente.
Bodegas pisqueras: infraestructura y evolución histórica
El desarrollo del pisco requirió la construcción de instalaciones especializadas, adaptadas a las condiciones geográficas de cada región. Desde el siglo XVI, se implementaron espacios diseñados para la destilación por gravedad, configurando las tradicionales bodegas pisqueras que aún hoy preservan la esencia de la producción artesanal.
En 2019, la UNESCO inscribió en su Lista Indicativa a las «Bodegas y viñedos para la producción tradicional de pisco», reafirmando su valor patrimonial. Esta distinción resalta la importancia de preservar los sistemas tradicionales, no solo por su impacto en la viticultura peruana, sino también por el fuerte vínculo cultural y social que el pisco representa para el país.
Pisco como patrimonio cultural: un legado que se mantiene vivo
El reconocimiento del pisco como Patrimonio Cultural de la Nación refuerza la necesidad de proteger su producción artesanal y promover su identidad en el mercado global. La bebida bandera del Perú no solo es una expresión de tradición y orgullo, sino también un símbolo de memoria colectiva y herencia familiar.
La presente declaratoria ha sido oficializada mediante la Resolución Viceministerial N°000058-2025-VMPCIC/MC, consolidando el compromiso del Estado con la preservación del patrimonio cultural y la promoción de la industria pisquera en el país.