Por: Raúl Sotelo L.
Esa escena donde se aprecia a dos agentes policiales atando los pasadores de los zapatos del presidente Castillo, es una buena actitud de servicio a una alta autoridad.
A propósito, se recuerda como Jesús el redentor, desprovisto de cualquier asomo de orgullo y vanidad, lavó y seco los pies de varios ancianos que por edad no podían hacerlo con facilidad.
El presidente Castillo está acosado desde todos los ángulos, mañana, tarde y noche. Si quiere congraciarse con los políticos de la oposición y periodistas que no comen ni duermen pensando como sacarlo de la presidencia, debe apelar a su agudo ingenio.
Públicamente proceda a restregar las pezuñas de Rafael López Aliaga, Martha Moyano, Jaime Chincha (burdo imitador de Bayly), Rosana Cueva, Phillips Butters, Beto Ortiz, Jorge Montoya (desde que nació no ríe ni sonríe), y la Fiscal de la Nación. Les seca sus deditos y estampa sonoros besitos en sus respectivos callos.
Señor presidente, con este gesto de sumisión, sus enemigos ya no pedirán su vacancia, por ahora.
¡Hágalo, qué le cuesta!