Por: Raúl Sotelo L.
María del Carmen Alva, presidenta del Congreso de la República, no abrió la boca en su cancha, sino que espero estar en el Parlamento español para denigrar al gobierno de su país. Puntualmente señaló a Guido Bellido como uno de los responsables de la debacle de la administración de Pedro Castillo.
Guillermo Bermejo, congresista de Perú Libre, pidió la censura de la mandamás del Congreso por su impertinencia, pero no obtuvo los votos necesarios. Lo sorprendente fue que un sector de su bancada, incluido Bellido, no lo respaldaron en su solicitud.
Pero lo que desencadenó la ira de Bermejo fue cuando atónito vio que Bellido felicito efusivamente con besito incluido a María del Carmen. Un «piquito» con sus mascarillas puestas.
Este escándalo desencadenó un primer desbande en Perú Libre. Bermejo, Echevarría y Betssy Chávez, han tirado la puerta y se largaron de la tribu política de propiedad de Vladimir Cerrón.
Los arrumacos entre Bellido y la Alva, han incendiado la pradera que dejara chamuscados, heridos y contusos a varios oportunistas, incluido al desorientado primer mandatario.
Pedro Castillo enredado en su laberinto no sabe si apelar a un sicólogo o a un brujo para eludir las flechas dirigidas hacia su humanidad.
No lo envidio estar dentro de sus zapatos porque el chocolate que probará en Navidad, será como una mezcla de hiel y vinagre.