Por: Raúl Sotelo L.
Primero analicemos que es un buffet: es una comida servida sobre una larga mesa para que los comensales se sirvan a discreción (hasta hartarse), y con una amplia variedad como: ensaladas, comida sin cocción (como el sushi y el ceviche), platos nacionales e internacionales, refrescos, dulces y helados. O sea, comer hasta reventar.
Este regalo de los dioses es lo que se les sirve gratis a los raquíticos y desnutridos congresistas peruanos, que ganan un suculento sueldo amén de otras gollerías sin gastar un solo mísero sol.
Toda esta comida se les ofrece en el desayuno, almuerzo y cena, cuando participan en un Pleno, donde según ellos gastan mucha energía discutiendo por horas los problemas del país. Lo cierto es que se la pasan peleando e insultándose.
Ahora comprendemos por qué estos elegidos, no por el pueblo, sino por lo que pagaron para estar en el Congreso, se aferran al cargo con uñas y dientes. Sin ninguna gota de sangre en la cara estos indeseables afirman que se quedarán en sus curules hasta el término de su mandato.
¿Le permitiremos semejante conchudez?