Por: Raúl Sotelo L.
El gobierno peruano ante la nefasta presencia del coronavirus en nuestra población, causando numerosos fallecidos; sigue solicitando, vía cuarentenas, el sacrificio de todos los peruanos. Pero, los ahorros ya colapsaron, y no hay dinero para adquirir alimentos.
Es decir, nos pide que ajustemos nuestras correas al máximo. O sea, ¿comer menos que antes, míster Vizcarra?
Sin embargo, hay correas que ya no dan para más por el abultado abdomen de algunos afortunados, y están por reventar.
¿Y quiénes son ellos? Suman 1,090 los altos funcionarios públicos, incluido el presidente de la República, que ganan una exorbitante cantidad de dinero mensualmente. Todo este rebaño de «tocados» por Dios, se llevan en sus alforjas 23,700 millones de soles, dejando sin aire al erario nacional.
A la cabeza de estos depredadores está Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva, que sin ningún remordimiento se carga 41,000 soles cada 30 días.
Cuando se le consultó por qué no se recortaba su ganancia que es una cachetada a los demás peruanos, contestó despectivamente: «Eso suena ridículo. Además, mi sueldo me importa un pepino».
Para él, y al resto de los 1,090 lobos, la cuarentena no les afecta en lo mínimo. Después de un suculento almuerzo, suben a la azotea de sus residencias para retozar, y entre sorbo y sorbo de un vino Cabernet Sauvillón, emiten sonoros eructos con todas las trazas de haber engullido pavo y salmón ahumado.
Señor presidente, comprendemos que esta injusticia no la va eliminar, porque usted está entre los 1,090 tiburones. Entre dientes quizás murmure «con mi plata no se metan».
Sino se recortan los elevados sueldos de estos arcángeles, alguien lo hará. Y será míster coronavirus. A este embajador del demonio le encanta consumir en trocitos a gordos al horno acompañado de una ensalada de pepino.