Era el 30 de junio del 2022, y en Cruz de Challapa, ubicado en el distrito de Chavín de Huántar, provincia de Huari, región Áncash, la tarde avanzaba sin sobresaltos, con las bodegas y mercadillos atendiendo como todos los días, cuando parte del cerro se deslizó hacia las casas y decenas de personas empezaron a correr. Ariana, de 12 meses de edad, estaba lista para tomar un baño; mientras Gender, apenas siete meses mayor, dormía tranquila sobre su cama, y Kristel, de 11 meses, estaba jugando con su pelota.
Este desastre natural dejó a cuatro personas heridas, 380 damnificadas, 42 viviendas destruidas, 98 declaradas inhabitables y 152 en condición de afectadas, entre ellas las de Ariana, Gender y Kristel. Por ello, junto a sus familias, accedieron a carpas de emergencia instaladas por el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), así como alimentos y atención especializada en primera infancia, habilitada especialmente por el Programa Nacional Cuna Más del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), en coordinación con otras instituciones del Estado.
“Me quedé fría cuando empezó el ruido del derrumbe y la gente empezó a gritar. No entendía qué pasaba, solo vi el cielo oscurecerse. Pese a los riesgos, pues se veían los daños en la casa, decidimos pasar la noche aquí, aunque sin dormir. Al día siguiente, cuando nos hablaron de la carpa de emergencia de Cuna Más, llevé a mi hija Ariana, ya que no sabía cómo hacer para que estuviera tranquila y a salvo. Realmente nos ayudaron mucho”, cuenta Ericka Gaytán.
Para Nelson Abarca, padre de Gender, quien también fue atendido en plena emergencia por las madres cuidadoras de Cuna Más, lo más valioso que le brindaron a su niño fueron los cuidados emocionales. “Mi esposa y yo estábamos muy preocupados. Afortunadamente nadie en la familia salió herido, pero en esas circunstancias lo primero en lo que piensas es qué harás ahora, cómo conseguirás dinero para reparar tu casa, para darle de comer a tus hijos. Esa ansiedad afecta también a los niños, mi Gender lucía nervioso, apenas hablaba. Ya con los cuidados que recibió [en Cuna Más] poco a poco volvió a ser el de siempre”, aseguró.
Nery Cóndor, madre de Kristel, confiesa que prefiere hacer de cuenta que aquella tarde nefasta jamás pasó. Aunque, como ella misma reconoce, un gran bien resultó del mayor susto que ha tenido en su vida: que su niña tenga la oportunidad de desarrollar todo su potencial, gracias a la atención que recibe de Cuna Más. “Algo sabía sobre el programa, pero no me animaba a preguntar por los requisitos. Pero, cuando el cerro cayó y me dijeron para llevar a mi hija a la carpa de emergencia, pude ver cómo la trataban y todo el cuidado que recibía. Trabajo por horas, así que cuando la emergencia se superó y el CIAI de Cuna Más volvió a atender, supe que no habría mejor lugar para mi Kristel, mientras trabajaba”, explica.
Actualmente, el Centro Infantil de Atención Integral (CIAI) Chavín Milenario, inaugurado en el 2015, en Chavín de Huántar, atiende a más de 25 niñas y niños menores de 36 meses, en condición de vulnerabilidad, pobreza y pobreza extrema, en el citado distrito. Ariana, Gender y Kristel, junto a otras usuarias y usuarios, continúan siendo cuidados, con especial énfasis en su bienestar físico y emocional. La meta es que, con paciencia y mucho amor, tanto en sus casas como en el CIAI, poco a poco vayan superando lo ocurrido y continúen su disfrutando plenamente de su primera infancia.