Por: Raúl Sotelo L.
Se irá el 2021, y en su caída arrastrará costumbres y modas inapropiadas y de mal gusto. Los claros desaciertos del presidente Castillo, así lo pienso, se debió al uso de su sombrero que no lo dejó ver con claridad más allá de sus narices, como por ejemplo la designación de sus colaboradores más cercanos con rostros de presidiarios.
El sombrero ha impedido la correcta ventilación de su cerebro que reclama a gritos aire puro y no viciado, he ahí sus escandalosos errores.
Ármese de valor y en la noche de Año Nuevo convierta su sombrero en cenizas. Que no se diga después que tuvimos como presidente a un mero sombrero, pero sin cabeza.
Otro sí digo: no le caería mal un ternito azul con una corbata roja. Elevaría su statu quo.